A Iria le gustaba sentir la caricia del sol al atardecer. Sentía curiosidad por la noche y la luz de la luna.
El abuelo le hablaba de ella, de como va haciéndose cada día más pequeña, hasta que desaparece; le habla de su luz, de como nace grande tras las montañas y como se va haciendo más pequeño a medida que se eleva en el techo de la noche.
El abuelo también le hablaba de los sueños que habitan la noche, le hablaba de unos seres pequeños y transparentes que de día están tras las estrellas y de noche sasoman al balcón de la luna.
Xerais, 2003
Ilustración: Fino Lorenzo
Idiomas: gallego
Se trata de un libro lleno de ternura para todo tipo de lectores. Para leer, preferiblemente, acompañados.