Bio


Oli mirando o mar.

Nací en 1960 en Cangas, en el barrio de O Forte, algo que aunque parezca trivial, no lo es.

Con once años llegué al Instituto de Cangas y allí descubrí que siempre era el más pequeño de la clase, cosa que algunas veces es buena. Gracias a los magníficos profesores que me encontré en ese instituto descubrí el mundo de los libros. También debo agradecimiento a Don Tomás, un hombre de una ilustre familia de marinos militares que un día decidió huir temporalmente de su acomodado barrio madrileño y puso en mis manos, además de un juego de ajedrez que todavía conservo, un ejemplar de “De grumete a almirante” y varios títulos de las aventuras de Guillermo Brown. Por supuesto al detergente Colón que tuvo a bien regalarme un ejemplar de “El archipiélago gulag” de Alexander Solzhenitsyn y otro libro de Alberto Moravia del que no puedo dar cuenta. En aquella época la televisión cerraba sus emisiones a las cuatro y media de la tarde y yo aprovechaba esas horas para ler todo lo que me cayese en las manos, ya fuesen libros o La Codorniz que mi tío dejaba abandonados, seguramente con la secreta intención de que descubriese el humor refinado.

Entre 1977 e 1980 estudié magisterio y comencé a hacerme maestro en mi viejo colegio de parvulitos, antes se le llamaba así. En 1983 paso a trabajar en la escuela pública y descubro la existencia de los movimientos de renovación pedagógica y de normalización de la lengua. Formo parte de Nova Escola Galega y durante un tiempo fui parte de su secretariado nacional y del consejo de redacción de la Revista Galega de Educación, encargándome de las páginas de literatura infantil.

He participado en cursos de animación a la lectura y mis maestros han sido Federico Martín, Javier Carvajal, Miguel Calatayud ou Joan Manuel Gisbert. En sus cursos he aprendido y me he apasionado por la literatura infantil. También he impartido cursos de animación a la lectura, talleres de escritura.

En 1992 me he implicado en el trabajo editorial y colecciones literarias. Desde su fundación formo parte del proyecto Kalandraka. He traducido autores como MAurice Sendak, Leo Lionni, Arnold Lobel o André François.

He dejado atrás mi época de escritor vacacional, esto es, que lo hacía en el tiempo en que las vacaciones me liberaban del trabajo docente, directivo o bibliotecario.

Ahora tengo tiempo para escribir, leer, ver cine y series, y disfrutar de los nietos.